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¡Es Contigo! ¡Es con Todes!

Semillero de Género (Departamento de psicología)



Desde hace varios años, las profesoras Ana Lucía Jaramillo[1] y Mónica Pérez[2] del Departamento de Psicología han trabajado en la traducción, adaptación e implementación de un programa que busca prevenir la violencia sexual y de género en contextos universitarios. Este proceso se ha adelantado con el apoyo del estudiantado del departamento a través de nuestra participación en el semillero de género, intervenciones y violencia. No obstante, la trayectoria de este proyecto no ha sido rápida, lineal y sin complicaciones. De allí que, decidiéramos escribir la historia del semillero, el impacto que ha tenido este programa en nosotres y los retos a los cuales nos enfrentamos con frecuencia. En resumen, queremos dejar un pequeño trazo de nosotres en el tiempo.


Antes del semillero actual existía uno de género al interior del departamento. Su dirección estaba a cargo de Ana Lucía, pero, a comparación del actual, su enfoque era la violencia intrafamiliar. Mediante revisiones documentales, nos acercamos a distintos tipos de fenómenos como la violencia física, psicológica y económica. Sin embargo, una vez entramos en contacto con la violencia sexual empezamos a comprender que sus alcances e impactos eran una realidad para gran parte de nosotres -les integrantes del semillero-. Fue así como este espacio comenzó a adquirir una nueva dirección, ya que, para entender la violencia sexual a cabalidad (al menos desde un punto de vista académico) nos interesamos en otros contextos como el universitario o en relaciones sexo-afectivas.


Al enfrentarse a esta realidad, Ana Lucía y Mónica decidieron postularse a una convocatoria de financiación para iniciar un diagnóstico de la prevalencia de violencia sexual en la Universidad de Los Andes. Y, en 2017, la obtuvieron exitosamente. De esta forma, ellas lograron realizar una medición generalizada sobre cómo este fenómeno permea la vida universitaria. Más adelante, en 2019, tuvieron la oportunidad de replicar dicho diagnóstico en otra universidad privada de Bogotá. Teniendo en cuenta las cifras significativas que se obtuvieron en ambos paneos, ambas profesoras identificaron la necesidad inminente de actuar. Por esa razón, iniciaron un trabajo con la Ombdusperson, Decanatura de Estudiantes, Consultorio Jurídico y otras instancias de la Universidad de los Andes para revisar el protocolo MAAD con el propósito de que atendiera mejor a las necesidades de las víctimas de violencia sexual y de género.


Ahora bien, ambas profesoras consideraban insuficiente la reacción al fenómeno y buscaban promover la prevención. De este modo, en 2019, iniciaron adaptación cultural del programa The Intervention Initiative, de la Universidad de Exeter, con el fin de buscar alternativas de prevención basada en evidencia en el contexto colombiano. The Intervention Initiative busca prevenir la violencia sexual a través de la formación de observadores activos que tengan herramientas efectivas para actuar antes, durante y después de situaciones de riesgo. A lo largo del proceso de adaptación, todes nosotres brindamos nuestra visión sobre los materiales del curso y, a partir de ese intercambio, efectuamos los cambios que nos parecían pertinentes. Decidimos darle el nombre de “Es contigo” a la intervención en su versión traducida y adaptada, debido a que la violencia sexual es un fenómeno que involucra a toda la sociedad. ¡Es contigo! ¡Es con nosotres! ¡Es con todes!


Desde hace año y medio, hemos puesto en práctica el programa cinco veces. Para 2019-2, contamos con dos grupos de aproximadamente quince a doce personas liderados por Ana Lucía y Mónica. Ellos, al ser parte de los pilotajes iniciales, tuvieron seguimiento en el aula y participaron en entrevistas para poder examinar el impacto que tuvo la intervención. En los resultados preliminares, se ha ratificado la importancia de programas como Es Contigo y la necesidad de darle un alcance mucho más amplio en las universidades. En 2020-1, se inició el proceso con otro grupo; no obstante, debido a la pandemia del COVID-19 la intervención quedó a la mitad y actualmente se está analizando la posibilidad de retomarla en otros espacios. Finalmente, el semestre pasado 2020-2, nosotres trabajamos con Decanatura de Estudiantes para realizar la intervención con los líderes de diferentes círculos de participación.


Así las cosas, quedan varias preguntas rondando nuestra trayectoria… ¿Cuáles son los retos que hemos tenido que enfrentar? ¿Qué sigue para el programa? Bueno, el primer obstáculo, y el más recurrente, tiene que ver con el reclutamiento de los participantes y su permanencia en el programa. En sus inicios, la información sobre el programa se transmitió a través de carteles en la universidad y algunos correos. De esta manera, entre sesenta y setenta estudiantes mostraron su interés por participar en la intervención, y de acuerdo con esto, los dividimos en grupos de treinta personas. Sin embargo, una vez ocurrió la primera sesión, no volvió más de la mitad de las personas presupuestadas. Nosotres suponemos que dentro de nuestra comunidad hay un consenso frente a la importancia de contrarrestar la violencia sexual, entonces, ¿qué debe pasar para que les estudiantes no tengan excusas para participar en el programa? ¿Se trata de una cuestión de tiempo, de compromiso o de qué no cuenta como créditos la intervención?

En segundo lugar, después de la primera implementación fue claro que realizar la adaptación de un programa como estos es un trabajo arduo. A pesar de los esfuerzos iniciales de traducción y adecuación a nuestro contexto, en las entrevistas de evaluación de impacto notamos la necesidad de seguir puliendo y perfeccionando estos esfuerzos. Lo anterior, debido a que varios vídeos son más comprensibles desde la cultura anglosajona a comparación de la nuestra. Varios participantes abogaron por hacer uso de situaciones cotidianas y aplaudieron la incorporación de algunos casos reales pertenecientes al contexto colombiano.

Y tercero, aún buscamos ampliar el espectro de estudiantes que puedan tener acceso a esta intervención. Hemos considerado la posibilidad de desarrollar un curso electivo que incorpore la intervención dentro de sí, ya sea un como un Curso de Libre Elección del departamento o como un CBU. Empero, nos preocupa que sólo aquelles que hayan entrado en contacto con reflexiones sobre el género y la violencia sean quienes tomen la intervención. En línea con esto, hemos realizado algunos acercamientos con algunas facultades para la incorporación de algunos de sus módulos en clases obligatorias como Constitución y Democracia. Aún falta mucha tela por cortar, pero confiamos en que a largo plazo podremos alcanzar un impacto significativo dentro de nuestra comunidad. Para terminar, queremos exponer algunas reflexiones sobre la historia, el impacto y lo que queda por hacer en este espacio. Honestamente, la mayoría de nosotres ha encontrado la evolución del semillero como algo muy interesante y enriquecedor. Se pasó de una fase de revisión de literatura a una muchísimo más práctica. ¡Eso es supremamente valioso! Muches de nosotres nunca imaginamos que nuestro profundo interés por el género y el feminismo se pudiera materializar en la psicología.


Adicionalmente, consideramos que gran parte de esa satisfacción proviene del hecho de que nosotres pudiésemos participar de forma activa en todo el proceso: hicimos adaptación y traducción, observación de las sesiones de la intervención, e incluso, con la experiencia apropiada podemos aspirar a implementar las sesiones. No damos un aporte mínimo, sino somos piezas fundamentales de este cambio.

También, nos gustaría llamar la atención sobre el acompañamiento brindado por Ana Lucía, y en su momento Mónica Pérez. No sólo se ha dado una guía metodológica, sino un apoyo que va más allá de lo puramente académico. Han despertado en nosotres una pequeña chispa, una pasión, que en algunos casos ha direccionado nuestros intereses profesionales. Además, todas esas enseñanzas no han ocurrido a través de un proceso complemente uniforme u homogéneo. Nosotres destacamos esos desencuentros que ocurrían entre las docentes, o incluso, entre nosotres mismes. Puesto que, desde allí, pudimos construir reflexiones más profundas sobre cómo poder realizar activismo y cómo aportar a la mitigación de esta problemática. La posibilidad de que surgieran esos disensos ha sido una de las oportunidades más grandes de crecimiento personal para todes nosotres.

“Aquí todes buscamos deconstruir y construir juntes las nociones de género, sexualidad y violencia, intentando siempre generar un impacto positivo y duradero en nuestras vidas personales, sociales y académicas” Sara Alfonso, miembra del semillero.

Hacer parte de este semillero, sin duda alguna, deja marcas emocionales importantes. Muchas veces nos traían a la consciencia situaciones que preferíamos olvidar, nos traía a colación nuevas interpretaciones sobre eventos de acoso en nuestra vida cotidiana. No obstante, nunca se trataba de quedarse allí. Este programa para muchas de nosotras nos ha brindado herramientas muy interesantes para apoyar a nuestras amigas/ues y una convicción cada vez más grande de la importancia de tratar la violencia sexual y de género. Nunca ocultarla, normalizarla o simplemente minimizarla. Finalmente, vale la pena aclarar, que no sólo mujeres hacen parte de este espacio. Este ejercicio para los hombres ha invitado a la reflexión sobre cómo se vive el acoso, cómo es recurrente la malinterpretación de situaciones por la interiorización del patriarcado y la cultura de la predación. De ninguna manera ha sido fácil a travesar esos cambios y ponerse en los zapatos de quién sufre de acoso, pero sí necesario. Necesario para cambiar las convicciones y la realidad.

Este ha sido un espacio seguro para nosotres, y esperamos que para ustedes también lo sea.


Miembres:

Diana Viáfara (2019/2-2020/2), Mariana Gómez Hoyos (2019/1-actualidad), Lina María Gómez (2019/1-actualidad), Angie Tatiana Farfán (2019/1), Alejandro Saavedra (2019/1), Mateo Acosta Betancourt (2019/1), Geimy Tatiana Velandia (2019/1), Isabela Muñoz (2019/1), María Camila Ríos (2019/1, 2019/2-actualidad), Juliana Mesa (2019/2), María Paz Monroy (2019/2), Valentina Campo Pacheco (2019/2-actualidad), Laura Montealegre (2019/2), Sara Alfonso (2020/1-actualidad), Daniel López (2020/1), Sara Lucía Garnica (2020/2), Juan Sebastián Mejía (2020/2-actualidad), Vega Laura Sofía (2020/2-actualidad), Carola Andrea Ralde (2021/1), Rodrigo Javier Quisbert (2021/1) Joan Felipe Lizarazo (2021/1) y Mabel Gónzalez (2021/1).


[1] Directora del Departamento y Profesora Asociada de la Universidad de los Andes. [2]Anteriormente, Profesora asociada de la Universidad de los Andes; hoy en día, Affiliate Professor en ESMT Berlín.

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